Tuesday, 24 June 2014

BURKINA FASO. Ayuda y Cooperación como vía para conocer Burkina Faso


Bazier, Presidente de la Asociación
Hay muchas maneras de conocer un país. Aquellas personas que tienen dinero, dinero y posibilidades pueden ir directamente y estar inmersas en la cultura, tradiciones y peculiaridades que tiene que ofrecer. Algunos prefieren confiar en un guía turístico que les muestre la superficie del destino. A algunos otros les gustaría cualquier forma, pero…no tienen recursos. Bueno, entonces deberíamos añadir una nueva, especialmente para estos últimos. Una encantadora alternativa que conecta a la ciudad española de León y al continente africano, concretamente a Burkina Faso.

D. Yiboula Bazier Emmanuel preside la AsociaciónHumanitaria de Ayuda y Cooperación al Desarrollo para Burkina Faso, una iniciativa que nació hace dos años con el propósito de acercar y dar a conocer su país a los españoles a través del establecimiento de proyectos que mejoren la situación allí. “Mucha gente solía preguntarme acerca de mi patria, estaba curiosa acerca de nuestra costumbres, y también tenía muchos estereotipos y una falta de conocimiento sobre Burkina. Por eso a un grupo de amigos se nos ocurrió esta idea, matando así dos pájaros de un tiro: ayudar a la nación y difundir el amplio abanico de cosas que tiene que compartir”, explica.

Este colectivo está formado por ocho miembros, de los cuales él es el único burkinabe y el resto son ciudadanos de León, principalmente enfermeras. De hecho, Bazier no puede evitar dar las gracias al hospital de esta ciudad por haber donado numeroso material, así como a la empresa Enrique Blanco que dio una ambulancia que asistirá dos áreas del país. Precisamente a través de este vehículo la organización recientemente transportó miles de equipamientos técnicos a Burkina, apoyados por algunas autoridades locales.

En la actualidad, la asociación está intentando ver y comprobar la factibilidad de diversos planes que tienen en mente para poder ejecutarlos a lo largo del territorio. “El más inminente es la construcción de un centro de enseñanza y formación para chicas. Un espacio donde puedan aprender un oficio y, por lo tanto, ser libres. Ya tenemos el terreno y estamos buscando la financiación que nos permita comprar y llevar los materiales, comenzar con las operaciones y pagar al personal que estará a cargo”, detalla Bazier. Estaría situado en Dédougou, una ciudad al oeste de Burkina Faso, capital de la provincia de Mouhoun y de la región de Boucle du Mouhoun, cuya población femenina es ligeramente superior a la masculina. Las mujeres están empezando a ir a la Universidad en todo el país lo que supone “un importante paso adelante ya que la población estaba oprimida antes”.

Asimismo, esta asociación expande los límites de su ámbito de actuación y quiere ayudar a todos los compatriotas que vivan en España y, en cierta medida, Portugal –independientemente de su localización- así como trabajar como una comunidad panafricana. “La embajada más cercana está en París, pero todos nosotros tenemos asuntos que resolver tarde o temprano y no todo el mundo tiene recursos para ir allí o contactarla, de modo que debemos dar lo mejor de nosotros y ayudarnos los unos a los otros”, subraya Bazier, quien llegó a España hace nueve años gracias a la llamada e interés de D. Antonio Martínez Rodríguez, oftalmólogo de León, que fue a Burkina como cooperante. Es allí donde estos dos hombres se conocieron y se inició su amistad.

De hecho, es hablando acerca de estos orígenes cuando Bazier aprovecha para expresar su punto de vista respecto a la colaboración española con África. “Es un país muy solidario. No tiene demasiado, pero intenta ayudar. Los españoles son muy bienvenidos en Burkina Faso porque se les ve como solidarios. Ha desarrollado una imagen muy buena”, declara.   

Multiculturalidad sobre tribalismo

Logo de la Asociación
A pesar de todo este tiempo viviendo en el extranjero, e incluso regresando al menos una vez al año, él obviamente echa de menos su cultura, tradiciones y gastronomía. Varias tribus componen el paisaje sociológico de esta nación del África Occidental, y todas y cada una de ellas respetan y preservan mucho sus propias costumbres, aunque ha habido muchos intentos de europeizar. Uno no debería olvidarse del pasado colonial francés del territorio. Este multiculturalismo es visto positivamente por muchos, pero algunas élites prefieren jugar con ello y aplicar aquello de ‘divide y vencerás’ para perpetuarse en el poder y gobernar más fácilmente. Preguntado por esto, Bazier responde con énfasis: “Soy consciente y estoy orgulloso de mi ascendencia tribal y me considero burkinabe. Todos nosotros somos burkinabes. Todos nosotros somos africanos. Todos nosotros somos ciudadanos del mundo”.

Con tal diversidad, tiene sentido creer que haya muchos idiomas y es verdad. Cuarenta y cinco. Pero nuevamente, una cierta dosis de manipulación puede tirar todos los beneficios de esta variedad por el desagüe. Y esto consiste en negar tanto el uso del francés como la difusión de una de las principales lenguas locales porque significaría la pérdida de tradiciones. Por esta razón, Bazier se esfuerza en borrar esta confusión entre sus connacionales. “Aparte del mío, puedo hablar el idioma local de otras nueve etnias, pero cada vez que converso con gente que pertenece a éstas uso el francés. De este modo fomento que amplíen sus círculos. Usar una lengua vehicular no está enfrentado con la pérdida de tradiciones. Al contrario, nos ayudará a crecer y fortalecernos como país ya que podremos comunicarnos entre nosotros; nos permitirá ver cuán variados somos y, por tanto, salvaguardar nuestras propias identidades”.


En realidad Burkina Faso, anteriormente conocido como Alto Volta, toma su nombre de las dos principales lenguas del país: Burkina –del Mòoré- significa ‘hombre de honestidad’ y Faso –del Dioula- significa ‘patria’, resultando así en Tierra de Hombres Íntegros.