Bazier, Presidente de la Asociación |
Hay muchas maneras
de conocer un país. Aquellas personas que tienen dinero, dinero y posibilidades
pueden ir directamente y estar inmersas en la cultura, tradiciones y
peculiaridades que tiene que ofrecer. Algunos prefieren confiar en un guía
turístico que les muestre la superficie del destino. A algunos otros les
gustaría cualquier forma, pero…no tienen recursos. Bueno, entonces deberíamos
añadir una nueva, especialmente para estos últimos. Una encantadora alternativa
que conecta a la ciudad española de León y al continente africano,
concretamente a Burkina Faso.
D. Yiboula Bazier Emmanuel preside la AsociaciónHumanitaria de Ayuda y Cooperación al Desarrollo para Burkina Faso, una
iniciativa que nació hace dos años con el propósito de acercar y dar a conocer
su país a los españoles a través del establecimiento de proyectos que mejoren
la situación allí. “Mucha gente solía preguntarme acerca de mi patria, estaba
curiosa acerca de nuestra costumbres, y también tenía muchos estereotipos y una
falta de conocimiento sobre Burkina. Por eso a un grupo de amigos se nos
ocurrió esta idea, matando así dos pájaros de un tiro: ayudar a la nación y
difundir el amplio abanico de cosas que tiene que compartir”, explica.
Este colectivo está formado por ocho miembros, de los
cuales él es el único burkinabe y el resto son ciudadanos de León,
principalmente enfermeras. De hecho, Bazier no puede evitar dar las gracias al
hospital de esta ciudad por haber donado numeroso material, así como a la
empresa Enrique Blanco que dio una ambulancia que asistirá dos áreas del país.
Precisamente a través de este vehículo la organización recientemente transportó
miles de equipamientos técnicos a Burkina, apoyados por algunas autoridades
locales.
En la actualidad, la asociación está intentando ver y
comprobar la factibilidad de diversos planes que tienen en mente para poder
ejecutarlos a lo largo del territorio. “El más inminente es la construcción de
un centro de enseñanza y formación para chicas. Un espacio donde puedan
aprender un oficio y, por lo tanto, ser libres. Ya tenemos el terreno y estamos
buscando la financiación que nos permita comprar y llevar los materiales,
comenzar con las operaciones y pagar al personal que estará a cargo”, detalla
Bazier. Estaría situado en Dédougou, una ciudad al oeste de Burkina Faso,
capital de la provincia de Mouhoun y de la región de Boucle du Mouhoun, cuya
población femenina es ligeramente superior a la masculina. Las mujeres están
empezando a ir a la Universidad en todo el país lo que supone “un importante
paso adelante ya que la población estaba oprimida antes”.
Asimismo, esta asociación expande los límites de su
ámbito de actuación y quiere ayudar a todos los compatriotas que vivan en
España y, en cierta medida, Portugal –independientemente de su localización-
así como trabajar como una comunidad panafricana. “La embajada más cercana está
en París, pero todos nosotros tenemos asuntos que resolver tarde o temprano y
no todo el mundo tiene recursos para ir allí o contactarla, de modo que debemos
dar lo mejor de nosotros y ayudarnos los unos a los otros”, subraya Bazier,
quien llegó a España hace nueve años gracias a la llamada e interés de D.
Antonio Martínez Rodríguez, oftalmólogo de León, que fue a Burkina como
cooperante. Es allí donde estos dos hombres se conocieron y se inició su
amistad.
De hecho, es hablando acerca de estos orígenes cuando
Bazier aprovecha para expresar su punto de vista respecto a la colaboración
española con África. “Es un país muy solidario. No tiene demasiado, pero
intenta ayudar. Los españoles son muy bienvenidos en Burkina Faso porque se les
ve como solidarios. Ha desarrollado una imagen muy buena”, declara.
Multiculturalidad
sobre tribalismo
Logo de la Asociación |
A pesar de todo este tiempo viviendo en el extranjero, e
incluso regresando al menos una vez al año, él obviamente echa de menos su
cultura, tradiciones y gastronomía. Varias tribus componen el paisaje
sociológico de esta nación del África Occidental, y todas y cada una de ellas
respetan y preservan mucho sus propias costumbres, aunque ha habido muchos
intentos de europeizar. Uno no debería olvidarse del pasado colonial francés
del territorio. Este multiculturalismo es visto positivamente por muchos, pero
algunas élites prefieren jugar con ello y aplicar aquello de ‘divide y
vencerás’ para perpetuarse en el poder y gobernar más fácilmente. Preguntado
por esto, Bazier responde con énfasis: “Soy consciente y estoy orgulloso de mi
ascendencia tribal y me considero burkinabe. Todos nosotros somos burkinabes.
Todos nosotros somos africanos. Todos nosotros somos ciudadanos del mundo”.
Con tal diversidad, tiene sentido creer que haya muchos
idiomas y es verdad. Cuarenta y cinco. Pero nuevamente, una cierta dosis de
manipulación puede tirar todos los beneficios de esta variedad por el desagüe.
Y esto consiste en negar tanto el uso del francés como la difusión de una de
las principales lenguas locales porque significaría la pérdida de tradiciones.
Por esta razón, Bazier se esfuerza en borrar esta confusión entre sus
connacionales. “Aparte del mío, puedo hablar el idioma local de otras nueve
etnias, pero cada vez que converso con gente que pertenece a éstas uso el
francés. De este modo fomento que amplíen sus círculos. Usar una lengua
vehicular no está enfrentado con la pérdida de tradiciones. Al contrario, nos
ayudará a crecer y fortalecernos como país ya que podremos comunicarnos entre
nosotros; nos permitirá ver cuán variados somos y, por tanto, salvaguardar
nuestras propias identidades”.
En realidad Burkina Faso, anteriormente conocido como
Alto Volta, toma su nombre de las dos principales lenguas del país: Burkina –del Mòoré- significa ‘hombre de honestidad’ y Faso –del Dioula-
significa ‘patria’, resultando así en Tierra de Hombres Íntegros.