Mamadou (i.) y Abdoulaye (d.) |
Teranga literalmente
significa hospitalidad en wolof, un idioma de esta nación del África
occidental, pero va más allá de la simple y cortés acogida que nos podemos encontrar
por todo el mundo. Es más que un arte; es un estilo de vida. Es el espíritu de
la camaradería, tolerancia y aceptación del uno al otro. “No es algo
legendario, sino una actitud puesta en práctica mediante pruebas diarias”,
comparten ambos.
Un ejemplo notable de
este comportamiento se puede observar en varias tradiciones que giran en torno
a la comida. La típica manera africana de comer es una buena representación. La
gente se reúne en un círculo y se coloca una gran olla en el medio; a continuación, casi de manera coordinada, estiran sus brazos para hacerse con una
ración. Sin límites. Todo el menú se comparte entre todos. Asimismo, otra señal
en esta dirección es el hecho de que uno puede entrar en cualquier casa o
incluso la población invita a quien esté pasando para que se les sume.
“Declinar una invitación
apenas sucede y de ser así se vería como algo ofensivo. Deberías tomar
algo, aunque sea solo un poco”, explica Abdoulaye, Profesor de español en
Saint-Louis y estudiante de un Máster en Filología hispánica en la
Universidad de León (España).
Vinculado a la
interpretación gastronómica está el bolu
dokhendem. Este término se refiere a la porción que se aparta y guarda de
cada menú. Así, siempre hay algo que ofrecer en caso de una visita inesperada o
de un imprevisto. “El nuestro es un continente pobre en cuanto a dinero, pero
muy rico en espíritu y valores”, diferencia Mamadou, quien emigró a España hace
unos meses, mientras compartimos un Thiebou
Guinar (un plato que consiste en arroz y pollo). En realidad, no necesité
viajar a Senegal para experimentar esta sensación. Al parecer, la Teranga está
bien impregnada en sus compatriotas.
Como se puede suponer,
el modo de interactuar entre la gente es un elemento clave de esta percepción
de la vida. Si hay un huésped en casa, nadie duda en ofrecerle una cama. Aunque
pueda implicar dormir en el suelo ¡de tu propio hogar! Si hay cualquier
necesidad de pedir prestado dinero o algún otro servicio para acoger
perfectamente, nadie se lo pensará dos veces independientemente de orígenes,
fes o la condición que sea. Según la fuente Atlas
du Senegal hay una estimación de veinte grupos étnicos en Senegal.
“La Teranga es algo muy
ancestral y tiene, como consecuencia, esa alta tolerancia hacia otras culturas
y religiones. Nosotros ni tratamos ni miramos a la gente según etiquetas, sino
como seres humanos”, remarca Abdoulaye.
Educación como pilar
Thieboudienne, un plato a base de arroz y pescado |
“Nadie cuestiona la
autoridad de alguien mayor. Eso es simplemente impensable. Tal es el respeto
por los ancianos que les llamamos ‘papá’ o ‘mamá’ incluso si no hay ninguna
relación sanguínea”, destaca Abdoulaye entre risas cuando compara que en
Senegal cuanta más edad, mejores sensaciones mientras que en España cuanto más
joven uno pueda parecer, más feliz uno puede sentirse. De hecho, una especie de
proverbio acerca de la tradición oral africana recoge esta idea: “Cuando un
anciano muere es como si se quemara una biblioteca”.
Senegal es un país, al
igual que el resto del continente, lleno de ritmo. Es por ello que no sorprende
pensar en la música también como un actor significativo en esta tarea
formativa. Youssou N’Dour, “quizás el cantante vivo más famoso en Senegal y
buena parte de África” como le describió la revista Rolling Stone en 2004, ha
sabido cómo usar su influencia para contribuir en la difusión de esta causa
mediante las letras. En muchas de sus canciones recalca este valor a los
conductores y vendedores pues son éstos quienes pasan más tiempo con los
turistas. Una pista en la misma línea es “Teranga Senegal” de Ismaël Lô. El
título habla por sí solo. Sin abandonar la importancia de las palabras, uno no
puede ignorar la literatura. De acuerdo con Abdoulaye, “es un reflejo de la
sociedad”, razonando de este modo que la Teranga es un asunto muy recurrente en
este arte.
Considerada como una
virtud desde el punto de vista filosófico, esta particular hospitalidad
repercute en el ritmo de vida, que es más lento que en el mundo occidental.
Mamadou bromea al recitar ese famoso refrán africano: “Vosotros, los europeos,
tenéis los relojes; nosotros, los africanos, tenemos el tiempo”. De igual modo
distingue que “la Teranga se materializa más en pueblos y áreas rurales. El
ritmo urbano hace que sea más complicado”.
Ética
complementaria y desafíos
Youssou N'Dour |
Todavía recuerdo muchos
de los miembros de aquel colectivo. Tony Sylva, El Hadji Diouf, Henri Camara,
Bouba Diop, Aliou Cissé, Salif Diao…son solo algunos de aquella histórica
plantilla que alcanzó los cuartos de final. Y también debería señalar lo útil
que esto resulta para iniciar una conversación con gente senegalesa. A decir verdad, es fácil llevarse bien rápidamente con muchos de
ellos. La integración es un aspecto que fomentan al presentar a la comunidad al
invitado de uno. “Imagina una mesa sin una de sus patas. Eso es la Teranga si
no integras al recién llegado”, argumenta gráficamente Mamadou para subrayar la
existencia de una ética complementaria para conseguir el propósito común de la
Teranga.
Ngor
es un concepto que responde perfectamente a esa responsabilidad. Alude a la
necesidad de interiorizar que cada uno ha de contar con sus propios esfuerzos y
lo vergonzoso que es mendigar (asociado a la gente discapacitada). “Ngor es como si nos alertara para seguir
hacia delante y no caer en la tentación de relajarnos y acostumbrarnos a la
generosidad de otro. Por esta razón la educación es tan importante”, justifica
Abdoulaye.
La vida está llena de
contrarios y dobles caras. He ahí que los posibles aspectos negativos deban
tomarse en consideración también, especialmente una extrema solidaridad. “Frena
el progreso de aquellos que siempre dan. Hay gente que, en situaciones de
incapacidad, puede llegar a endeudarse para mantener la Teranga. Esto deriva en
pensar como recaudar dinero para afrontar este revés financiero y, por lo
tanto, estrés”, detallan ambos.
Otra amenaza podría
verse en los efectos de la modernización o en una poderosa influencia desde
fuera, concretamente desde aquellos territorios o empresas con una mayor
capacidad de expansión. Para ellos “no es peligrosa a corto-medio plazo.
Debemos abrirnos a otras culturas sin perder nuestros valores. De esto se
trata. Ni ceñirnos únicamente a nuestras tradiciones ni aceptar todo lo que
viene del exterior”, declaran.
Hay todo un mundo
dentro de la Teranga. Un mundo que Abdoulaye y Mamadou están orgullosos de
personificar estén donde estén. Un mundo que, en sus propias palabras,
“trata a los otros como a seres humanos y perpetúa la buena imagen de África”.