Sunday, 27 September 2015

MARRUECOS. 'Atay', el té marroquí para brindar por los valores culturales

"El primer vaso es tan gentil como la vida
El segundo es tan fuerte como el amor
El tercero tan amargo como la muerte" (Proverbio magrebí)

El té a la menta se consume especialmente en verano
El atay o té marroquí es un elemento tradicional y central dentro de la vida social de los países magrebíes. Está tan enraizado en la rutina diaria que uno apenas podría comprender aspectos y hábitos claves de este área sin un acercamiento apropiado a ello. En realidad, trasciende el hecho de ser una mera bebida para convertirse en una especie de símbolo de un gran abanico de valores principales en esta particular cultura.
Uno de estos pilares éticos es la hospitalidad. En Marruecos acoger a alguien no es solo una cuestión de modales, sino casi un deber. Las relaciones con otros seres humanos van más allá de simples encuentros y, por lo tanto, ser un buen anfitrión se valora mucho. Samir Awadi, un vendedor de artesanía de Fez que vive en Sevilla (España), explica que "cuando alguien tiene un invitado en casa, lo primero que se debe hacer es preparar y ofrecer el té. Representa el aprecio y la amistad hacia esa persona".

Mientras que cocinar es, tradicionalmente en el Magreb, un asunto de mujeres, hacer el té solía ser algo reservado al hombre. Por un lado, mostraría el amor y la bienvenida de la familia al completo al ser su máximo representante el responsable de todo el proceso. Awadi, por otro lado, también añade que esto también respondía a que "las mujeres no podían ver a los hombres (invitados) en casa". Esto ha cambiado con los años y ahora es normal compartir esta experiencia en torno a la mesa con todos los miembros.

Las formas dicen que uno debe ofrecer tres vasos de té al invitado, quien tiene que aceptarlos y beberlos ya que, de lo contrario, sería muy maleducado. Parecería que se rechazan los saludos de tu anfitrión. La cantidad de tiempo que el té permanezca en remojo le da a cada uno de los tres vasos un sabor único como se describe en el proverbio del comienzo de este artículo. Sin embargo, a pesar de la solidez de las piedras angulares culturales que se muestra en el mundo árabe, ni Marruecos ni ningún otro territorio en esta zona se libran de la influencia de las corrientes urbanas, por lo tanto esta costumbre en concreto permanece mucho más viva dentro de las comunidades bereberes que en las ciudades, donde se ha perdido bastante.

Diversión, historia y salud

Marrakesh, Essaouira, Safi, Meknes...independientemente de donde uno se encuentre en Marruecos, verá que el atay se sirve a todas horas teniendo en cuenta, no obstante, que "el más importante se toma bien temprano para desayunar" como recuerda Awadi. Por lo tanto, la popularidad de su consumo es evidente y venta en bares desempeña una función social similar a los pubs que venden alcohol en Europa. No se debe perder de vista el hecho de que se trata de un país principalmente musulmán y, por lo tanto, el Corán sugiere que no se tomen bebidas espirituales. Tal y como bromea el vendedor afincado en Andalucía, "es como el whisky marroquí porque te deja feliz sin resaca". De hecho, la gente en esta nación magrebí puede incluso llegar a empezar su consumo a los seis meses de edad.

Agua, hojas de té, azúcar y menta para un atay
El té, la bebida más consumida del mundo tras el agua, se introdujo en Marruecos en 1845 cuando los comerciantes británicos, desesperados por el bloqueo de la guerra de Crimea, descargaron el producto procedente del Lejano Oriente en los muelles de las actuales Tánger y Essaouira. Con China siendo todavía el principal proveedor de estas hojas para la región, su combinación con azúcar, originalmente, importado y productos locales (menta fresca o ajenjo/chiiba) lo convirtió, de alguna manera, en uno de los primeros ejemplos de globalización en cocina.

Como herederos de una de las civilizaciones más avanzadas, especialmente en Medicina, como el Islam, los marroquíes todavía utilizan remedios naturales para tratar con asuntos de salud. Este es el caso, por ejemplo, de la gripe como subraya Awadi. "Cuando cogemos una gripe, normalmente bebemos té de azahar y luego nos cubrimos con muchas mantasya que ambas cosas te hacen sudar mucho y, por lo tanto, eliminas las toxinas". Otras características saludables vinculadas al té son la fría sensación que deja en la boca y en el apartado respiratorio, o la reducción del colesterol porque elimina la grasa.

Preparación y ceremonia para servir

Un hombre virtiendo desde muy arriba | Foto: Khalid Talbi
Tras recoger todo este conocimiento acerca del té, estos son los pasos para prepararlo como un auténtico marroquí. Existen muchas maneras diferentes dependiendo de las regionas y las áreas. La que sigue es la sugerencia de Awadi.

En primer lugar, necesitamos hervir agua en una tetera diferente a la que usemos para servirlo. La mejor forma de proceder es sobre carbón o madera (gas solo si no hay ninguno de éstos) porque "mata la bacteria". Muchos bares en Marruecos actualmente lo hacen sobre fuegos eléctricos o en máquinas específicas "que no son tan efectivas" como las mencionadas. Debería ser el último recurso.

Después de esto, se deben añadir el té y el azúcar a la tetera con la que se servirá, siendo 4011 el mejor té según Awadi. Llénalo con el agua usada anteriormente y ponlo a hervir todo junto. Las hojas comenzarán a abrirse y a esparcir su sabor por todo el recipiente. El azúcar, por otro lado, se caramelizará un poco impregnándose, así, en el líquido.

Cuando alcance el punto de ebullición, será el momento de disminuir la intensidad del fuego y retirar la tetera. A continuación, se incluye un pequeño puñado de hierbas para darle sabor. Como destaca Awadi, "la menta se utiliza frecuentemente en verano por te ayuda a hacer frente al calor, mientras que el ajenjo (chiiba) es para el invierno ya que te mantiene caliente". Ponlo a herbir solo unos segundo más todo junto y estará preparado.

No obstante, el proceso no está todavía terminado. Servirlo y verterlo es tan importante y relevante como prepararlo, y sigue toda una ceremonia. El té se vierte desde bien arriba en pequeños y estrechos vasos cumpliendo, así, tres objetivos principales: en cuanto al sabor, permite que el líquido se oxigene al "romper" cuando toca el fondo del recipiente; olfativamente hablando, esparce el aroma por toda la habitación ya que el vapor contiene el olor de la mezcla; y estéticamente, produce una espuma que Awadi, con humor, llama "el turbante del té". Una vez en el vaso, se debe vertir de nuevo en la tetera y repetirlo nuevamente un par de veces antes de tomarlo. Esto le dará más fuerza al propio líquido además de distribuir el azúcar, las hierbas y las hojas al usar el propio agua como medio de conducción.

Solo entonces ya será cuestión de disfrutar y debatir los miles de millones de asuntos de los que a los marroquíes les gusta hablar y compartir con todo el mundo. ¿Por qué acerca del té en sí? En realidad, puede haber un enorme estudio tras de sí como hemos leído. Besseha! !بالصحة (¡Salud!)